
Del mismo modo que el cambio siempre acecha al tiempo, el tiempo también intercede en la transformación y en la metamorfosis. Estos procesos de cambio actúan de forma intrínseca en el individuo, sin embargo, viajamos a la deriva, olvidando este proceso y proyectando nuestras acciones como si no caducaran en un tiempo pasado, en un tiempo presente y en un tiempo futuro, con ello, alteramos las capas más íntimas del individuo, y damos paso a un tipo de lenguaje.
Vivimos en el cambio desde el principio del camino, el arte, los objetos y espacios inmortalizan esos instantes y nos ayudan a elegir el camino.